No sólo de chupar la sangre ajena viven los modernos
aprendices de Conde Drácula. Los vampiros actuales se dedican a extraer la
energía vital de las víctimas.
Se ha sentido
exhausta después de pasar horas oyendo a un inoportuno parlanchín monologar,
¿diciendo tonterías respecto a sí mismo? ¿Y notó cómo el inoportuno, al
encerrar el discurso está tan bien que parece haber llegado recién de unas
maravillosas vacaciones en el Caribe? Pues bien, el inoportuno o inoportuna
puede ser un "vampiro de energías". Quizás un vampiro inconsciente de
su condición, mas siempre un vampiro. Y la energía que él acaba de chupar es su
fuerza vital, aquella misma fuerza que la mantiene a usted viva, activa, fresca
y alegre.
Obligar a las
personas a oír blablablás interminables, en general poco o nada interesantes,
es una de las formas más comunes de chupar la vitalidad de los demás. Y las
víctimas, en general por buena educación, se quedan ahí, pasivas, dejándose
violentar por los oídos.
Varias veces, en el
pasado, caí en trampas de ese tipo. Hecho un idiota, me dejaba enredar por los
tentáculos parlantes de esos vampiros, a revolver mi ser por dentro, a enviar
mentalmente los peores insultos al inoportuno boquirroto, pero incapaz de poner
un basta a la situación. Y cuando la tortura finalmente terminaba, me sentía
tan vacío que solo pensaba en una cosa: arrastrarme hacia la cama.
Además, tentáculo es
el término preciso para entender cómo esos vampiros trabajan. Un día, leyendo
el libro "El Destino Creativo del Hombre", de la ya fallecida
psiquiatra inglesa Shafika Karagulla, entendí el problema y encontré la
solución. Shafika Karagulla era también estudiosa de parapsicología y, según
alegaba, clarividente. Tenía la capacidad natural de "ver" los campos
energéticos sutiles -el aura- producidos por los seres humanos y por todas las
criaturas vivas. En uno de los capítulos, ella narra una situación terrible de
la que fue testigo con el uso de su visión paranormal.
Ella estaba en una
fiesta sentada en un sillón. En el sofá, al frente, había una pareja. El
hombre, un tipo bien puesto, hablaba sin parar de sí mismo, exhibiéndose como
un pavo real. La mujer se colocaba en la posición de receptora pasiva, mirando
al sujeto con ojos lánguidos, totalmente entregada a su palabrería. De repente,
tentáculos de energía luminosa salían de la región umbilical del hombre -de su
plexo solar- y se lanzaban en dirección a la misma región de la mujer.
Se quedaba ahí, y
Shafika Karagulla pudo percibir claramente lo que pasaba: por aquellos canales
sutiles la energía de la mujer comenzó a ser drenada en dirección al
interlocutor. Hasta que la pobre, al inicio dueña de un aura luminosa y
brillante, quedó reducida a un trapo energético. Su aura se tornó débil y
opaca, ojeras oscuras se habían formado en su rostro y su expresión ahora era
la de una persona vieja y cansada. Mas el hombre parecía un sol radiante. Bien
dispuesto y feliz de la vida, se despidió de la víctima, se levantó y fue a
gastar con otros participantes de la fiesta toda la vitalidad que robó.
Claro, no se puede
afirmar que la visión de Karagulla sea objetivamente verdadera. Mas
subjetivamente no hay duda: ella observó un fenómeno real de vampirismo
energético o, como prefieren algunos, "vampirismo psíquico". El
resultado es el mismo. De un lado, un activo chupador de energía vital, y del
otro una víctima pasiva.
De ese episodio ya
podemos sacar una primera conclusión: vampiros no son solo aquellos literales,
los dráculas que van por ahí, por las noches, en busca de cuellos tiernos donde
clavar sus caninos puntiagudos para chupar sangre. Sin embargo, muchos autores
afirman que ellos existieron de verdad, es más probable que la imagen clásica
del vampiro bebedor de sangre simboliza y representa, en realidad, el vampiro
de energía vital.
No, no hay duda. El
asunto es serio. Hay inclusive especialistas en psicología y comportamiento
humano que dicen que nuestra sociedad está constituida en buena parte por
vampiros. Esa buena parte está hecha de gente incapaz de nutrirse en fuentes de
energía natural y que por eso vive chupando la fuerza de vida de los demás.
Y ¿qué es nutrirse de
fuentes de energía natural? Todo ser vivo, sea humano, animal o vegetal, no se
alimenta solo de comida sólida y líquida, aquel pollito en salsa parda y las
cervezas de cada día. Se nutre también de comida gaseosa, a través del aire que
se respira y de la comida energética, representada por las energías y vibraciones
que absorbemos y que son producidas por el telurismo del planeta Tierra; por la
naturaleza -florestas, ríos, mares, animales, minerales-, por otros cuerpos
celestes, como el sol y demás planetas, y por el propio cosmos.
Cada uno de nosotros
somos un microcosmos químico-energético, un complejo sistema de energías
interactuando constantemente con una miríada de otros sistemas. De forma
permanente, cambiamos energías con esos sistemas externos, absorbiendo de ellos
cargas energéticas necesarias para nuestra subsistencia y descargando en ellas
cargas no necesarias tales como nuestros "detritos" energéticos. Al
mismo tiempo, cada uno de nosotros interactúa con otros seres humanos que se
nos aproximan, estableciendo con ellos las más variadas combinaciones de campos
energéticos, influenciándolos y siendo influenciados por ellos.
Para eso sirve
nuestro "cuerpo energético" o "cuerpo de energía sutil":
para posibilitar todos esos enlaces de energías responsables por la manutención
y desenvolvimiento de la vida. De modo análogo al cuerpo físico, hecho de
materia densa, el cuerpo sutil posee también una anatomía y una fisiología.
Posee órganos -los chacras- para captar y almacenar energías externas y
eliminar energías internas adulteradas y para procesar esas energías, de la
misma forma que el aparato digestivo absorbe, procesa y almacena el alimento
sólido y líquido y el aparato respiratorio capta, procesa y almacena el
alimento gaseoso.
El proceso de
nutrición energética ocurre por lo general de modo inconsciente, automático,
orientado y regulado por la inteligencia instintiva de nuestro cuerpo. Mas ese
proceso puede también ser incrementado de modo consciente y voluntario. Para
eso existen muchos métodos desarrollados a lo largo de los tiempos por las
diferentes culturas y civilizaciones. Ejemplos de métodos voluntarios de
nutrición energética son ciertos yogas, como el hatha yoga indiana, ciertas
artes marciales como el tai chi chuan, ciertas técnicas de respiración como las
del pranaiama.
Personas equilibradas,
sanas -tanto en el aspecto físico cuanto, principalmente, en el psíquico- se
nutren directamente de las fuentes naturales de energía. De la energía de los
árboles, del aire, de las aguas dulces y saladas, del sol, etc. Mas, personas
desequilibradas que, por haber perdido el contacto con su propia naturaleza
interna más profunda perdieron también la capacidad de absorber y procesar el
alimento energético natural, muchas veces necesitan, para sobrevivir, echar
mano de un expediente horrible: chupar la energía vital de otras personas. Son
ellos los "vampiros de energía". En nuestra sociedad moderna su
número ha aumentado de modo alarmante debido a varios factores, entre ellos la
pérdida de contacto directo con el mundo natural.
Los vampiros
energéticos son de dos tipos principalmente: los conscientes y los
inconscientes. Los primeros son más raros. Precisamente por ser conscientes,
saben de las consecuencias nefastas que la práctica del vampirismo energético
acarrea para el propio vampiro. Saben que esa práctica significará para ellos
una angustiante situación de dependencia en la cual no podrán vivir distantes
en la cual no podrán vivir distantes de sus víctimas.
Y muchos de ellos
conocen una ley de magia, la "ley del retorno", por la cual todo
aquel que roba, tarde o temprano, será robado. Mas los segundos, los vampiros
inconscientes de su condición, son numerosos. En verdad, casi todos nosotros,
en un momento u otro de nuestras vidas, sobre todo cuando nos encontramos en un
estado de desequilibrio neurótico, acabamos comportándonos como vampiros de la
energía vital ajena.
La principal
característica de un vampiro es el egocentrismo. Cuanto más la persona está
volcada hacia sí misma, concentrada en sí misma, más tendrá dificultad en
establecer contacto con fuentes naturales de nutrición energética, y más
tenderá a chupar la energía vital de las personas que le están próximas.
Todos nosotros, por
otro lado, somos naturalmente dotados de mecanismos de defensa contra la pérdida
de energía vital. De todos esos mecanismos, el más poderoso y eficaz es el de
la manutención del equilibrio interno. Cuando nuestro punto de gravedad
interior está en el lugar preciso -en el centro de nuestro ser
biológico-psicológico-energético-mental-, eso crea un estado de armonía en el
cuerpo sutil capaz de impedir, incluso rechazar cualquier tentativa de invasión
externa con finalidad predatoria. Mas, cuando perdemos la posición de nuestro
centro de gravedad, cuando lo proyectamos fuera de nosotros mismos, eso altera
y debilita la estructura del cuerpo sutil, tornándolo permeable a aquella
invasión. "Fulano está fuera de sí", dice la voz popular, que
significa que el sujeto está loco. Además de loco, se torna presa fácil de
vampiros de energía vital.
Los vampiros son
sagaces y saben de eso. De modo consciente, o instruidos por su instinto rapaz,
saben que para chupar a alguien deben, antes, desestabilizar las defensas de la
víctima. Deben "sacar a la víctima de su eje". Echan mano, para eso,
de estratagemas, todas ellas con el objetivo de hacer que la víctima pierda
contacto con su centro interno y, de esa forma, abrir por completo las puertas
de entrada de su cuerpo sutil a la saña del depredador.
¿Cuáles son las
técnicas de los vampiros para hacerle salir de su eje? Muchísimas. Además de
aquella descrita del Vampiro Grillo Parlante, las más comunes son:
Vampiro Lamentador: Ataca por el lado emocional y afectivo.
Hace todo para despertar compasión. Su vida es un mar de lágrimas, gemidos y
llantos. Lleno de aflicciones, se coloca siempre en posición de víctima
sufridora para quien el mundo es un verdugo.
Defensa: Dígale que usted detesta los lamentos porque
quejarse nunca resuelve ningún problema. Si él insiste, dígale que usted conoce
un libro donde el autor conoce varios métodos sobre eutanasia. No dé tregua.
Vampiro Inquisidor: Dispara una pregunta tras otra. Si usted
intenta responder, él corta su respuesta, haciendo otra pregunta, tal vez sobre
otro asunto completamente diferente. Ese vampiro no tiene ningún interés en
respuestas. Quiere apenas desestabilizar el equilibrio mental de su víctima,
perturbando el flujo normal de los pensamientos de ella.
Defensa: Córtele las envestidas reaccionando con preguntas,
de preferencia idiotas, absurdas o contundentes. Por ejemplo: ¿usted ya tuvo
relaciones sexuales con una persona del mismo sexo?
Vampiro Exigente: Cada palabra o gesto de este vampiro
contiene un reclamo implícito o explícito. Se opone a todo, exige, reivindica,
protesta sin parar. Mas, como sus reclamos tienen poco o ningún fundamento, él
raramente dispone de argumentos sólidos para defender y justificar sus
protestas.
Defensa: Mándelo a parar de colmar la paciencia.
Vampiro Cobrador: Cobra siempre, principalmente aquel que no
le es adeudado. Se presenta como creador del mundo; cree tener derecho a todo,
sin tener que dar nada a cambio. Al cruzarse con usted en la calle, un vampiro
de estos no le va a decir: "!Hola! Qué bueno verte! ¿Cómo estás? ¿Todo
bien?". El va de inmediato a cobrarle alguna cosa como: "¿Te
olvidaste que yo existo? Hace meses espero una llamada tuya".
Defensa: No se ponga la capucha de culpable de desatención
personal que el vampiro le quiere meter en la cabeza. No flaquee. Cobre de
regreso. Responda rápido: "había decidido no llamarte nunca más hasta que
me llames para saber si estoy viva".
Vampiro Crítico: Su lema es: maldecir siempre, elogiar
sinceramente nunca. Critica negativamente a todo y a todos. Transmite para la
víctima una visión fea y negativa de las cosas, de las personas y del mundo. La
crítica impiadosa y negativa crea en el oyente un estado de ánimo oscuro y
pesado y ése es otro modo fácil de abrir una yugular energética y banquetearse
con los fluidos de la víctima.
Defensa: Dígale al vampiro sin miedo de parecer ridícula:
Pobrecito, qué infeliz es! Vea que día (o noche) tan lindo. El sol (la luna,
las estrellas) brilla en el cielo y usted tan negativo. ¡Cambie!
Vampiro Adulador: Suaviza el ego de la víctima, cubriéndola
de falsos elogios. ¿Se acuerda de El Cuervo y la Zorro", la fábula de La
Fontaine? El cuervo en lo alto del árbol carga en el pico un bello pedazo de
queso. La raposa astuta le dice al cuervo que su voz es magnífica y le pide que
cante. Lisonjeado, el cuervo abre el pico, emite un triste graznido y... deja
caer el queso. La raposa mastica la golosina y sermonea al vanidoso cuervo:
"Aprenda que todo adulador vive a costa de quien lo escucha". Cuidado
con los aduladores. Dentro de cada uno de ellos es un vampiro a la espera.
Defensa: No caiga en la conversación del adulador. Si él
insiste, cuéntele la fábula de La Fontaine.
Vampiro Chismoso: El chisme es una de las armas más
perversas de los vampiros de energía. El se acerca, con aire malvado y cuenta
secretos íntimos de los ausentes. Habla con quien le da un presente. Mas en
verdad lo que hace es plantar en su alma las cimientes de la maldad, de la
traición y de la calumnia, demonios peligrosos para su estabilidad energética.
Defensa: No se divierta con las falsas prendas del chismoso.
Mándelo a cantar en otra fiesta.
Vampiro Pegajoso: La puerta de entrada que él busca
derrumbar es la de su sensualidad y su sexualidad. Se aproxima a usted como si
quisiera lamerla con los ojos, con las manos, con la voz. Huya rápido de esa
situación. Este vampiro es muy peligroso. El chupará sus energías, sea
consiguiendo seducirla con su juego peligroso o provocando en usted repulsión y
náusea. En ambos casos usted estará desestabilizada y él alcanzará su éxito.
Defensa: Dígale que usted es una persona neurótica y detesta
ser tocada. Si él insiste dígale algo capaz de cortar cualquier intención
indeseada: "Necesito ir urgentemente al baño".
Vampiro Hipocondríaco: Cada día aparece con una dolencia
nueva. Dice que es víctima constante de un dolor que anda por el cuerpo y que
cada hora está en un lugar diferente. Es su modo de llamar la atención de los
demás, despertando en ellos preocupación y cuidados. Se deleita describiendo
hasta los mínimos detalles de los síntomas de sus males y todo su penar. Cuando
termina el relato está muy bien. Y quien le prestó oídos está pésimo.
Defensa: Déle el teléfono de un buen homeópata. Esos médicos
tienen una paciencia de Job para tratar a hipocondríacos.
Vampiro Conflictivo: Para él el mundo es un campo de batalla
en donde las cosas solo pueden ser resueltas en base al golpe seco. Polemiza
sobre cualquier cosa, pero no quiere, contrario a lo que pueda parecer, minar
las defensas de la víctima con la rabia, la ira y la agresividad. Provoca para
obtener una reacción para que la víctima compre la pelea. Con eso la
desestabiliza y puede chupar a voluntad.
Defensa: Este vampiro tiene, sobretodo, una personalidad
infantil. Ofrézcale una tetera o cuéntele un chiste de papagayo. Si aún así
insiste en polemizar, ofrézcale un café endulzado con antidepresivo.
Sobretodo, no juegue
con los vampiros. Ellos son sagaces y hambrientos. Mejor estar lejos de ellos.
Y no olvide, para descargo de la conciencia, hacerse una autocrítica honesta
para saber de qué lado se está. Porque, en materia de vampiros, toda víctima
tiene, de vez en cuando, su día de verdugo
fuente: http://www.bolinfodecarlos.com.ar/061108_energia.htm
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